«Lo revolucionario es ser conservador»
Lo concluyó
David de Ugarte a un auditorio en el que creo que se resquebrajaban miradas y estructuras neuronales.
Las Guerras Posmodernas eran vistas como una forma más en el proceso de descomposición de los estados nacionales, por estado y por nación, que conducen a una tenida por inevitable terminación del sueño del estado como madre cuidadora y como padre de tu conciencia.
Lo grité. Grité al orbe y salieron las
reacciones iracundas a la osadía. ¿Qué esperar si estaban ausentes de contexto? ¿Qué esperar del anatema? ¿Qué esperar ante la revolucionaria idea de que la verdadera solidaridad empieza por uno mismo y nada más retador y liberador que volver a tomar el control de tu vida, tu alimento y tu vejez, y renunciar a la impotencia de ver cómo una institución incapaz toma decisiones por ti que sólo te corresponden a ti?
Etiquetas: conservación y revolución, estados inanes, guerras posmodernas, Historias de un hombre llamado caballo
Este artículo fue publicado el domingo, 30 mayo 2010 a las 10:49 y archivado en Historias de un hombre llamado caballo. Puede seguir los comentarios de esta entrada a través del RSS 2.0.
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30 mayo 2010 a 14:00
Tiene gracia, más que ausentes del contexto lo que parece es que se "aferran al contexto", al de antes claro. ¿Qué esperar? ¿Tal vez seguir el camino propio?
30 mayo 2010 a 20:06
Seguir camino propio y no esperar. Ellos se quedan.
6 febrero 2011 a 9:52
[…] de David por centrar la vida en aquellos que te importan, un sentido de la vida que la expresión conservadora escrita con multitud de de cursivas sólo llega a anunciar provocadoramente un principio de […]
23 abril 2011 a 1:21
[…] que hay cosas que difícilmente son mejorables por desear que sean mejores. Hay conservadurismos verdaderamente revolucionarios. Líbreme lo que se pueda imaginar más eterno de corregir a un distinguido catedrático con estas […]