Gibraltar

Un publicista famoso por su mal caracter pretende dar luz sobre qué es Gibraltar. Que sus planteamientos periodísticos, inquisitivos o dubitativos tuvieran una cierta propensión a demostrar ignorancia o simplificaciones populares sólo debería preocupar a quien le pone dinero para que lo haga: después de todo, el dinero es de ellos y discutir sobre el papel de una licencia de televisión y sus argumentaciones sobre el bien común, la libertad de expresión y su imprescindible rol para el pluralismo bla, bla, bla, es cosa que nos queda a los demás.

Como el presentador aparecía prejuiciado acerca del dinero como culpable de la tozudez gibraltareña por no ser española (no quedaba especialmente claro si era esto lo que le irritaba, pero chocaba que no le pareciera legítimo que Gibraltar defendiera su pasta al tiempo que él hace un programa de televisión también por la pasta), se hace sorprende que nada lleve a la verdadera reflexión por el dinero.

Me explico: una acusación con altísimas probabilidades jurídicas de no ser cierta es que Gibraltar es un paraíso fiscal, término despectivo donde los haya a pesar de su pacífico aspecto. Y su mala traducción, que en inglés tax haven significa refugio y no cielos repletos de odaliscas. Esa acusación adquiere su verdadero interés al insinuarse que pobrecitos míos son los habitantes de La Línea de la Concepción (por extensión, la provincia de Cádiz), que tienen un 40% de paro y tienen que poder ir a Gibraltar a trabajar: ¡que nadie cierre verjas o toque nada!.

La pregunta es: si Gibraltar es un lugar con ventajas fiscales, que no tiene más que unos pocos metros cuadrados de terreno, que ha vivido con la puerta cerrada algo más de una década del último siglo, si no pesca ni tiene petróleo o diamantes, ¿por qué tiene un PIB por habitante de los más altos del mundo y en la Línea de la Concepción son pobres? La respuesta simple es que se trata de caraduras que sacan ventajas de su posición geográfica para vender el tabaco barato que después se llevan los españoles contrabandeando o para poder vender casas sin pagar plusvalías. Y, sin embargo, no parece faltarles ni médico, ni pan, ni escuela mientras que los vecinos de enfrente no saben qué hacer con tanta gente presuntamente sin futuro.

Lo verdaderamente chirriante es esto: que unos son ricos con poca cosa y los otros pobres teniendo todo el terreno y casi todo el mar. Y que la diferencia reside en un régimen fiscal y/o comercial que no parece dejarles carentes de necesidades básicas. La cuestión es que por mucha invocación a aprovecharse de muchos dineros del mundo de origen dudodo y que eso sea visto como poco elegante, por mucha invocación a que economía productiva real no debe existir aparte de mantener a la marina de guerra británica, la pregunta es si no merece la pena imitar lo mismo por aquello de que más cornás da el hambre.

En otras palabras: si no es mucho menos elegante y moralmente igual de dudoso que en cien metros de distancia el desempleo sea crónico y la renta por cápita no destaque y que al que vive más allá de esos cien metros de diferencia no le dejen practicar los mismos negocios para intentar no estar desempleado. Si no es muchísimo más dudoso que la solución al caso pase por la vía de que los que ahora hacen negocios que no gustan dejen de hacerlos y, tristemente, se hagan tan pobres como los otros. Incluso para los defensores acérrimos de la unidad de la patria resulta chocante: ¿no se sienten como muy humillados por el hecho de que la pequeña aldea que resiste al invasor sea la que dé de comer a base de empleos que seguramente llamaríamos precarios – camareros, asistentas – y que se pida la rendición identitaria del gibraltareño porque claro que quiere la pasta que no le hace parado?.

2 Respuestas a „Gibraltar“

  1. Jose Alcántara Dice:

    > chocaba que no le pareciera legítimo que Gibraltar defendiera su pasta al tiempo que él hace un programa de televisión también por la pasta

    Esta frase me ha gustado. Existe ese concepto de que ganar dinero está mal, entonces la gente monta empresas y proyectos pero los llaman «non profit», aunque mientras te lo cuentan los miras un poco y van «full equip» (desde las Rayban en la cabeza a las Camper en los pies, pasando por el iphone). Y bueno, todas estas cositas hay que pagarlas, y está genial que tu curro te permita pagarlas, pero no me digas que tu curro es «sin ánimo de lucro» porque desde luego te estás lucrando: si tu non profit paga a final de mes, tú estás ganando dinero con ello, digas lo que digas, así que el doble rasero para medir el ánimo de lucro está servido, y es similar al que mencionas: yo gano «pero no me hago rico» dirán, pero claro, sales de casa con €2000 encima cuando hay quien considera que tener 2000 euros para gadgets, ropa de marca y gafas de sol es un lujo que sólo pueden darse quienes tienen curros muy bien pagados, de esos con los que uno «gana más dinero de la media».

    Sobre el problema de Gibraltar, los primeros que se hundirían en el fango si Gibraltar dejara de ser lo que es y tener el status que tiene son precisamente los de la Línea. En ese gradiente se han ganado la vida tradicionalmente en ese pueblo, es posible que en Castilla haya muchos Torrente con ganas de defender un «Gibraltar español», pero a esas otras personas que viven en La Línea ese cambio no les haría ningún favor. Como no se lo harían a los gibraltareños, que por supuesto lo tienen clarísimo y no quieren ni oir hablar de la comparsa.

  2. Gonzalo Martín Dice:

    Yo voy un poco más allá: me importa un pito de quién «sea» Gibraltar. La pregunta que me hago es: si los gibraltareños se pueden hacer «ricos» gracias a un sistema fiscal y no les falta de nada, ¿por qué los de La Línea no pueden intentar lo mismo?. Es decir, es mucho más obsceno que no te dejen intentarlo (¿competir no es intentar?). Muy especialmente cuando tienes un desempleo monstruoso: la pregunta es qué haces mal, no quién es soberano en Gibraltar.