Me extrañó comprobar que existen gourmets de la coca-cola: preguntan en los locales de hostelería por el origen de la cocacola que van a recibir: botella, lata, sifón. La quieren fría y con el hielo muy mesurado para evitar que se agüe y la gasificación se pierda a toda velocidad. El delirio se alcanza cuando se prueban las cocacolas que siguen existiendo en Estados Unidos o en la misma Jordania donde, tan solo impregnar los labios del brebaje, se produce un súbito retorno a la infancia y uno se asombra al comprobar que
eso era la cocacola que conoció. Paréntesis: al educar a varias generaciones ya en sabores diferentes, esta sensación no la tienen, no la pueden tener, los nuevos gourmets. Pero más extrañeza me produjo conocer que existen
gourmets de la Pepsi.