Pagar a quién y por qué: el periodismo como pan de todos los días
Todos los periódicos van a desaparecer, porque el problema que solucionaban hasta ahora (hacer llegar a la gente la información) ya no existe. Un día, alguien me dijo: si la noticia es importante, me encontrará, me localizará. Y ahora es así.
La profecía de la muerte de los periódicos se ha enunciado con asiduidad: recuerdo que antes del estallido de lo que se llamó primera burbuja, se les decía a los editores de periódicos en fantásticas convenciones que todos ellos sabían que en un período de pocos años ninguno estaría allí. Es lo que tienen las predicciones, que el cielo está empedrado con ellas. Ahora, con la crisis publicitaria, todos han vuelto a pensar que morirán. Vemos reconversiones, algún periódico americano muerto, muchos locales languideciendo, pero cierres reales de instituciones periodísticas no se ven más allá de una dinámica de mercado casi corriente. Quizá es cuestión de tiempo. Ballmer también anticipó que, en diez años (sólo han pasado dos) todos los medios serán digitales.
¿Es esta una de esas preguntas mal planteadas? Un académico de escuela de negocios lo llevaría por otro lado: ¿cómo puedo generar valor para ser pagado? Resulta que eso serían las promociones y el regalo o cuasiregalo de películas y otros artefactos con un ejemplar de papel. Por ejemplo. Pero al reportero se le escapa la ideología en la pregunta, en la pura conciencia: ¿Entonces, defiende que debe pagarse por los contenidos en Internet?. Donde hay que poner la atención es en ese debe. Una obligación moral o, seguramente, cuasipolicial. No se interroga por si merece ser pagado, que es el ejercicio de la libertad, sino por una exigencia ajena a cualquier decisión personal: te pago si me convence lo que me das (valor) no porque tenga que pagarte.
Pero justo antes, las palabras ya nos mostraban el pensamiento profundo. La cuestión corporativista y «periodístico-céntrica» o, dicho en castizo, de qué voy a comer yo, que le estoy escuchando era: ¿Desaparecerán también los periodistas? Mientras se lee el artículo uno no deja de pensar que entrevistado y entrevistador hablan en planos distintos con referencias a contextos distintos y que, en definitiva, ni se preguntan ni se contestan. Quizá por eso Dopp Tascott, el entrevistado, no es capaz de dar con las palabras que sí encontró Juan Varela: “La prensa no es el pilar de la democracia, pero la información sí”. Dicho de otro modo: que tu puesto de trabajo sobreviva o no es una cuestión irrelevante.
Etiquetas: cierre de periódicos, corporativismo implícito, Dopp Tascot, Juan Varela, periodismo
8 enero 2011 a 3:12
Pues sí, resultó que murió uno.