¿Pero cómo es posible?
En los libros de comunicación siempre eras el culpable: la responsabilidad del buen funcionamiento del mensaje reside en el emisor, no en el receptor. Pero, ¿de verdad se puede explicar tan mal?. Esto es lo que una asistente a una conferencia pone como resumen de mis tesis:
Los necesario que es que las grandes empresas con potentes contenidos en Internet utilicen maquinas (para controlar internet), y así, si alguna vez surge un fallo no se corte todo el proceso de comunicación, y las maquinas que funcionen bien controlen este error
Juro que jamás he podido yo emplear la palabra «máquinas», excuso decir la cuestión del control. No enlazaré el lugar donde ocurre esta peripecia, pues solo faltaba. Hay una excusa sencilla: la falta de nivel, la ausencia de contexto… pero no… no me cabe en la cabeza. Queda recordar la Antología del Disparate como consuelo.
Etiquetas: agobio, calamidad, cansancio, decepción, desesperación, torpeza
3 enero 2011 a 13:54
Esto era de una estudiante universitaria. Mi amigo David cuenta a quien le quiera oir que uno de sus alumnos de instituto a la pregunta de «¿Qué es la Utopía?» respondió «la autovía de Castelldefells».
5 enero 2011 a 0:28
Yo creo que está bien traído y que la explicación es tan clara y contundente como desoladora.
Los hipotéticos elaboradores / recolectores de una rediviva ‘Antología del Disparate’ no darían abasto y serían atropellados por miles de actualizaciones online…
Recientemente me llegó una de tantas, pero destacable:
«La soberbia es un apetito desordenado de comer y de beber, y sólo se corrige practicando la lujuria».
6 enero 2011 a 2:31
Oiga, pero eso no es un disparate, es pura metafísica.
7 enero 2011 a 15:13
Pozí.
20 agosto 2011 a 22:21
[…] nombre, un contenido, un sentimiento, una necesidad… Casi todo vale en esta pelea de rellenos y captación de […]