Tu cerveza era muy previsible
Si pensábamos que había un corolario probable (¿el futuro Ayuntamiento podémico hubiera pugnado por evitar el desalojo? Con una juez al frente. ¿Les hubiera reubicado en alguna instalación municipal a cargo de nuestros impuestos cayendo en un acto de claro privilegio que chocaría con las quejas sobre el poder y la influencia de otros grupos de presión) la realidad, en su empeño por superar cualquier especulación, ha vuelto a dar pruebas de su capacidad para la magia:
El Ayuntamiento de Madrid está realizando un inventario de edificios y suelos de titularidad municipal para cederlos a colectivos vecinales y sociales, incluidos los centros okupas. El equipo de la alcaldesa, Manuela Carmena, trabaja desde hace semanas en la elaboración de un plan general para que estas asociaciones puedan seguir desarrollando sus actividades de manera legal en edificios públicos.
Al menos, será legal. Más abajo se asegura: «Con esta medida el Consistorio pretende ofrecer una alternativa a la okupación para numerosos colectivos que demandan espacios públicos a coste cero para desarrollar sus actividades”. Es decir, una apropiación por un grupo privado de propiedades públicas. Tiene cierto parecido con el capitalismo de amigotes, eso que hace que te hagan una ley a medida para explotar una línea eléctrica o la oscuridad de los concursos para quedarse con la cafetería de un ministerio.