En las manos que estamos
El calificativo es «confesión». En un caso que conduce, puede que milagrosamente, a un interés por el mundo riguroso. Ahora imaginemos un presentador de telediario, un tertuliano de batalla. Es decir, la vida cotidiana y su régimen de ignorancia empoderada:
También afirma que los periódicos siempre le «han ayudado mucho». ¿A qué?
Es una evidencia. Soy una persona que sabe las cosas de oídas. Soy así. Mi formación académica es discreta. Tengo una carrera, sí, pero como si no la tuviera. Es verdad que he leído muchísimas cosas de manera autodidáctica y tal, pero yo he aprendido, sobre todo, en los periódicos. He aprendido cómo funciona el mundo y, durante una época, los periódicos, para mí, eran el depositario del conocimiento. Desde los periódicos podía ir a las fuentes, a los libros, a las obras de arte, a las personas, incluso. Y siguen siendo muy importantes para mí. Es verdad que se han convertido en el depositario de la estupidez colectiva. Entonces, son muy divertidos también porque te permiten saber por dónde funcionan los tontos contemporáneos
Arcadi Espada