Lujos privados, anodinos y cotidianos
viernes, 4 enero 2013La anécdota debe ser apócrifa: a alguien le leí que a Gorbachev, en plena orgía de predesmantelamiento de la Unión Soviética, le dijeron que los occidentales eran capaces de hacer cosas inceíbles. Por ejemplo, le decían, hacen jeringuillas que no duelen al clavarse en la piel. Cualquiera que haya tenido una infancia donde el practicante iba a casa con un cacharrito con agujas metidas en alcohol que quemaba antes de inyectar, sabrá a lo que me refiero. Cualquier visita al dentista, por aversión que se le tenga a la situación, permitirá reconocer que la levísima picadura de la anestesia bajo al lengua o la encía es, simplemente, asombrosa en su inanidad.