Cotillas ilustrados
domingo, 10 mayo 2015…un reportero es solo un portero (o portera) que viaja con gastos pagos…
…un reportero es solo un portero (o portera) que viaja con gastos pagos…
El nuevo director de El Mundo:
Mi única agenda será la búsqueda de la verdad, la denuncia de la corrupción, la independencia de las instituciones, la regeneración de la democracia de España y la defensa del derecho de los ciudadanos a conocer cualquier información relevante para sus vidas
Y más adelante:
Uno seguirá siendo, en un despacho de la Avenida de San Luis o en Kabul, un simple periodista que mantiene intacto el idealismo de aquel becario que creía que el periodismo puede ayudar a mejorar las cosas.
En definitiva, política por otros medios. El periodismo sigue pretendiendo presentarse como una rama de la justicia (preferiblemente, poética) cuando no es más que la visión del mundo de personas que, además, esperan que deba ser obedecida sin presentarse a las elecciones.
…si ese error terrible se convierte en una historia y cae en manos de un periodista, esa persona debería aspirar a que ese profesional cuente su verdadera historia. No la que todo el mundo está esperando leer, esa llena de sangre, lágrimas y un castigo brutal.
Las loas al periodismo hecho como es debido forman parte de la espiral nostálgica (quizá ensoñadora) con la que el periodismo se rodea a sí mismo. Lo que no perciben es que en su propio relato lo que evidencia es que ese buen hacer es, por norma, algo excepcional y no inherente al periodismo como oficio, sino a la categoría del individuo. Sigo afirmando que el periodismo entendido como rol social es una anomalía histórica.
Son las 19.45 horas, y las exclusivas maduras están ya a punto de entrar en la imprenta.
Escrito el 14 de febrero de 2015, día también conocido como de San Valentín. Hay amores que envejecen.
«Y cuando no existía Internet, ¿cómo buscabas la información?»
Un estudiante de periodismo a su profesora.
“El problema básico es que el periodismo es una manera de entender el mundo que de manera sistemática lleva a la confusión”, ha escrito. “Las noticias tratan de cosas que ocurren, no de cosas que no ocurren. Nunca ves a un reportero en directo desde las calles de Angola, Sri Lanka o Vietnam diciendo: ‘Estoy aquí informando de una guerra que hoy no ha estallado”
Tengo por costumbre desmitificar al periodismo. Hasta el punto de que puedo sostener y sostengo (uf) que la crítica de la vida pública y el desvelamiento del abuso de poder político o de las corporaciones en su relación con los consumidores – esa esencia del mito del cuarto poder – ocurriría del mismo modo si se garantiza el acceso crítico a la información aunque no exista una clase periodística destinada a dar noticias y comentarlas a través de empresas que hacen su cuenta de resultados con ello.
Eh, y no, no tiene nada que ver con a quien le votas, sólo es un ejecutivo de televisión:
¿Tiene sentido mantener el informativo de las 21 horas? Para Maurizio Carlotti, vicepresidente de Atresmedia, la respuesta es negativa. El directivo ha afirmado esta tarde que dicha retransmisión «no introduce ninguna novedad, pero no hay forma de explicárselo a los periodistas», ya que, para ellos, «se trata de una cátedra».
Carlotti ha realizado estas declaraciones en los cursos de verano de la Universidad Complutense de Madrid. «En definitiva es como invitar a cenar a uno que ya ha cenado. Pica algo pero por cortesía. Hace años que no escucho una noticia de la que no me hubiese ya enterado», ha explicado. Además, «todos los telediarios son una copia».
En este sentido, ha recordado como el tradicional periódico vespertino fue anulado en su momento por el cambio tecnológico y debido al hecho de que el proceso de producción de un diario se pueda retrasar hasta altas horas de la madrugada. «Lo mismo pasará con el telediario de las 9, aunque no con el de las 3».
Dice el diario de referencia del periodista de referencia: «PRISA logra sin Canal + más de dos tercios de sus ingresos fuera de España». Aparentemente interesante si no fuera porque en un sumario inmediatamente posterior se cuenta: «El grupo pierde 48 millones en el primer trimestre por Canal+ y los tipos de cambio». Que la realidad no te estropee una buena noticia. La larga cambiada culmina con un lenguaje ciertamente nulo de sesgo o intención, observen la elección de la palabra vuelco:
El objetivo de la prensa, su origen, siempre ha estado marcado por las agendas políticas y económicas de uno u otro bando que se arrogan el poder de informar para definir lo que es real. Ya lo decía con meridiana claridad Julio Mario Santo Domingo, el gran patriarca del grupo económico colombiano, que hoy en día posee un conglomerado de medios e influye en otros tantos a punta de pauta: “Los medios de comunicación son como un revólver, cuando uno lo necesita, lo saca y dispara.”
Sobre la biografía de un magnate.
¿Qué diablos es eso de un periodista de raza?
Inesperadamente volví a tener periódicos de papel en la mano. Los recogí limpios, suaves y planchadísimos de una sala del aeropuerto. Los doblé y guardé para mi vuelo a los pocos minutos posteriores. A medida que pasaba sus páginas – los minutos, el tiempo – el papel adquiría un tono más liviano, arrugado, casi consumiéndose en su textura y hasta en su aspecto visual. Perdía esa sensación límpida que tenía abrir el periódico ritualmente en la era analógica para convertirse en un periódico del día anterior aunque no hubiera pasado ni la hora del almuerzo. Pensé en las barras de pan que se quedan secas a escasas horas de ser compradas. Esas migas que han pasado de la suavidad del algodón a una especie de esponja seca, incluso menos blanca. El periódico de papel ni siquiera puede defender la dignidad de su soporte y es como declarar la rendición sin que nadie se atreva a anunciarla.
Muy fácil. Siempre y cuando ostente alguna posición en un telediario de una cadena más o menos masiva: nos valen las autonómicas. La cosa es tan sencilla como emitir, sin advertirlo, el mismo vídeo que el año pasado sobre la navidad y los niños, el retorno de los familiares, las compras de besugo de ultima hora, etcétera. Usted, señor/ra redactor/ra sabe(n) a qué me refiero. Continúe por nochevieja, año nuevo, los reyes magos y lo que le dé la gana de lo que sigue (atento: San Valentín está solo a siete semanas vista, no me diga que no le pone la idea) hasta ser descubierto. Si le descubre el director de la cadena, preséntelo como un brillante procedimiento de reducción de costes, es muy probable que se quede pensativo. Si le descubre un espectador agazapado en twitter, un tertuliano cabrón o un periodista que creerá que tiene su exclusiva del milenio, salga a la palestra y asegúreles que era un gran proyecto artístico para denunciar la masificación de la comunicación y la adulteración del periodismo de quien, dicho sea de paso, le da de comer. Se me hace usted unas entrevistas, verá cómo el New York Times lo muestra como un caso asombroso, dará alguna rueda de prensa y a los pocos meses recibirá un premio Ondas o similar. De ahora en adelante escribirá libros, dará conferencias y le pondrán dinero para hacer las cosas de su capricho (todas muy denunciables, claro, en plan Sistiaga o Évole) y fantástico. No olvide dos cosas: la primera es precautoria, deje en un notario un acta de manifestaciones avisando de que lo hizo aposta. No se preocupe, si no le hace falta no tiene que usarla: es para demostrar que fue todo talento al pensar en una nueva Guerra de los Mundos. La segunda: una vez conseguido el premio gordo, para rentabilizarlo recuerde que eso de que el periodista no es el protagonista de la noticia es una aseveración superada por la Historia.
Dicen los señores de Stratfor que la diferencia entre periodismo e inteligencia es que «where journalism focuses on what has happened, intelligence also concerns itself with what will happen — and even more important, why it will happen«. Tristemente debe decirse que el periodismo se supone que respondía a cuestiones como what, who, when, where, how and why lo que sospecho que deja la cuestión realmenten en indiferente: tantas veces la inteligencia tiene que responder a hechos pasados que fue imposible de prever que tiene que explicar exactamente lo mismo que los periodistas.
Pero aquí el corolario es la miseria del periodismo: o es inteligencia o no es periodismo. Más mísero aún: resulta que la función del periodismo que realmente excita al periodista la cubren personas que sí son capaces de cobrar pero que no se llaman a sí mismo como tales. Si quieren que me regodee más, el resultado es que desaparecen los periodistas que puedan responder a las preguntas anteriores para dedicarse al entretenimiento mientras quienes sí se dedican a responderlas son, como era de esperar, servicios que atienden a la inquietud – práctica o intelectual – de minorías.
«Gareth era un jugador al que no teníamos ninguna intención de vender, ya que queremos construir un equipo para el futuro. Es un jugador cuya carrera hemos fomentado y desarrollado. Pero tal ha sido tal el interés del Real Madrid y el deseo del jugador de marcharse, que hemos considerado que no iba a estar suficientemente comprometido esta temporada. Por lo tanto, tuvimos que acceder a la venta, a sabiendas de que tenemos un equipo excepcionalmente fuerte. Deseamos a Gareth lo mejor en el futuro y siempre será bienvenido a White Hart Lane», explicó el presidente del Tottenham, Daniel Levy, en Twitter.
…hay sólo una cosa que quieren los medios y que esa cosa son clicks (por lo que a veces terminan montando noticias ridículas)
«El negocio de informar no se muere pero sí se transforma», titulaba Versvs la otra mañana. La transformación hacia cosas diferentes, pequeñas, muy verticales y con comunidades comprometidas parece una tendencia más allá de la pura fragmentación de medios.
El conocido ardor del Sr. Arcadi Espada por las consecuencias de lo digital (en este momento, voy a realizar lo que él mismo llama en el artículo que voy a citar una «apropiación indebida») se hace cada día más sorprendente. Cómo no, hoy realiza un extenso comentario sobre la adquisición por parte del Sr. Bezos del diario The Washington Post y algunas otras propiedades de la empresa editora. El punto sorprendente es el que sigue:
Una. En concreto. La mía. Le decía a Víctor de la Serna y a José Miguel Guardia que a lo mejor pagaría céntimos por leer los míticos Washington Post y New York Times (este último es frecuente que lo consulte a diario), pero que no lo haría por Orbyt y sus contenidos, en especial El Mundo. Víctor de la Serna me contesta que cada uno paga por aquello que le interesa y yo deseaba superar los ciento cuarenta caracteres para poner el contexto de un usuario que es el que es: un servidor.