Artículos Etiquetados en: „periodistas reporteros y tribuletes“

Que no se nos olvide que somos arrogantes

viernes, 24 septiembre 2010
El señor Fittipaldi vuelve a hablar: «Schumacher puede perjudicar su leyenda». Pobrecito. Diálogo completo:

P. ¿Sus pésimos resultados pueden perjudicar su leyenda? 

R. Si no mejora la próxima temporada, sí. Pero estoy seguro de que eso no ocurrirá.

Es evidente que los bloggers son arrogantes. Pero no te piden que les pagues por esto.

Si lo dicen mejor que tú…

martes, 21 septiembre 2010
Versvs manda al cuerno a los editores. Al carajo con ellos, proclamo. Yo hago circunloquios. Dos. Javier de la Cueva lo hacía un programa político, es una obligación moral llevar a la quiebra a quienes sustentan el viejo modelo.

Curso acelerado de arrogancia legítima e ilegítima

domingo, 19 septiembre 2010
Podría hacerme el listísimo. Puedo pecar de ego. Puedo asumirme un mérito realmente banal: estas cosas se saben, querido. Jarvis, criticado con argumentos, no siempre con todas las respuestas, pero con un montón de clavos. Los mismos que un servidor repite. El periódico que busca respuestas a su destino y no confiesa que tras la colección de reportajes se está haciendo consultoría gratis no puede evitar en ninguna de las entrevistas de la serie extraer su soberbia (Adrián: sabrás disculparme la terminología). Aún cuando ponga – bien – el dedo en la llaga de otros. Aún cuando sea excelente: qué paradoja, ¿no?. Qué crueldad del autor, ¿no es cierto? Se supone que por eso lo llamó criticidades, por aquello de que rima con extremidades. (más…)

Don

domingo, 25 julio 2010
El reportero de la fórmula uno lo dice así: «Don Emilio Botín». Cuando continúa refiriéndose al banquero, dice «el señor Botín». Ningún otro personaje de la retransmisión tiene el calificativo de Don, Señor o diríamos que de usted. Ni siquiera los telediarios llaman al presidente del gobierno «señor zapatero». Será porque el reportero da por hecho quién manda. O es que es así de pringao.

Los hechos mutantes

domingo, 25 julio 2010
El titular de primera página:

«He pasado muy malos ratos y noches sin dormir por la crisis»

El titular en páginas interiores:

«He pasado noches sin dormir»

Lo que reproduce el texto:

«He pasado alguna noche sin dormir»

La pregunta:

«No me diga que incluso ha dejado de dormir a pierna suelta.»

Ante:

«He pasado ratos muy malos, la verdad…»

Pero lo mejor es que el único sueño perdido que se reconoce fue:

«La noche del 9 al 10 de mayo la pasé en blanco, primero en contacto telefónico con la vicepresidenta, que estaba negociando en el Ecofin [consejo de ministros de Economía de la UE] nuestro compromiso de reducir el déficit un punto y medio más, que supuso un esfuerzo grande para nosotros. Luego estuve a la espera de ver cómo reaccionaban los mercados. Digamos que pasé la noche esperando al índice Nikkei.»

La primera impresión, es que estábamos ante la luz incombustible de El Pardo mutada en «he perdido mi libertad para que otros la ganen» en la era Felipe. Pero resulta que se trata de que la realidad no te estropee una buena noticia. Lo mejor es que quieren que Google y nosotros paguemos por esto.

Del tratamiento del alcoholismo como terapia editorial

domingo, 18 julio 2010
Se lo dicen a los defensores de la democracia por antonomasia:

La era institucional de los periódicos es agua pasada

¿Cómo puede uno pasar de ser o creerse ser la esencia del sistema a, simplemente, ser uno más? Tan interesante es la conclusión de los fundadores de The Politico como el relato del conflicto con sus empleadores, la no menos vaca sagrada Washington Post. Por supuesto, no vieron que el mundo cambiaba: es un clásico, porque cuando tienes demasiadas cosas que conservar no tienes incentivo o intención de hacer aquello que implica perderlas.
Mi yogui de referencia nos insiste en los costes del apego a cosas y sentimientos. Los libros de literatura empresarial se llenan de casos de triunfos que tornan en fracaso y de leyendas de empresas matusalénicas de las que se saca la lección de su adaptación a los cambios. Be water, my friend. Las discusiones sobre el futuro editorial están plagadas de reflexiones sobre los modelos de negocio hablando y volviendo hablar sobre los ingresos. Pero nunca discuten sobre los costes: la simple pregunta del número de metros cuadrados que ocupan para hacer sus textos debiera ser el punto de partida.
Del alcoholismo y las adicciones se cuenta que lo primero es ser capaz de decírselo a uno mismo. La aceptación. Dicho en términos menos felices, la resignación a la enfermedad. El reconocimiento del daño a ti mismo y, no es menos, al entorno afectivo. ¿Puede el periodista y su empresario repetirse a si mismo «no soy una institución»? ¿Decirlo en voz alta o publicarlo en primera página? Buena pregunta: para el tribulete la caída del guindo puede manifestarse en la fuga y la creación de su propio medio – con los costes indemnizatorios españoles, es un incentivo exactamente para lo contrario – mientras que para el editor es, simple y llanamente, una opción imposible: dejar de ser.
Las toxicomanías suelen incluir otros procesos como el de la sensación de control de la propia adicción. Que tomando un poquito y haciendo deporte eso no les va a pasar. Se llama Libranda y todos sabemos lo que va a pasar.

Finalmente, no hubo espacio para la duda

lunes, 12 julio 2010
Ver al presentador principal, seguramente autoproclamado periodista, con una camiseta de fútbol puesta (¿hace falta decir de qué equipo?) confirma con rotundidad la afirmación: el periodismo ya es únicamente entretenimiento.  Y, si es periodismo deportivo, un parque de atracciones.
[Como contrapartida, leo que un diario holandés titula: «España gana en la prórroga a la Naranja». Es decir, sujeto, verbo y predicado; la narración de un hecho. La versión local es oé, oé, oé. Pero parece lógico: en un tiempo en el que todo el mundo conoce el hecho, lo que importa es la emoción del relato]

Las zonas de sombra del circo mediático

domingo, 11 julio 2010
¿Saben periodistas, reporteros y tribuletes que no trabajan para empresas de noticias sino para empresas de entretenimiento? Dicho fino, de contenidos. La ignorancia de este principio que puede considerarse universal conduce al discurso habitual de desgarro interior del periodista por su cada día menor relevancia como narrador de la realidad, o como protagonista de ese sueño etéreo de la objetividad. Ansiosos de dar noticias, algo que les llena de sentido trascendente al creerse un poder de la sociedad, piensan que todo consiste en titular y entradilla.

Después, claro, llega un joven reportero enviado especial y dice en pleno orgasmo de cobertura que los negros han estado discriminados en Sudáfrica mucho tiempo, algo parecido a los españoles en los mundiales de fútbol. Hombre, no. Ni de lejos. Ni tiene que ver. Pero son un medio responsable y perteneciente a un grupo merecedor de licencias, ayudas y favores legislativos en nombre, otra vez, de la responsabilidad.
[Lo de Cuatro hoy es una nueva definición del onanismo. ¿Qué se puede contar durante seis horas antes de un partido de fútbol? Durante un poco de rato, análisis y prospectiva. Durante un rato más, entretenimiento. Al cabo de un poquito más, un aquelarre. En estos casos es prudente recordar que lo peor de perder es la cara de gilipollas que se te queda. Y cuanto más recurso previo a Onán, más cara de gilipollas]

Cita con la historia

domingo, 4 julio 2010
La banalidad de la prensa deportiva casi no requiere comentario. Pero, en el país trágico, ese que se supone que superó su complejo de inferioridad crónico cuando ganó su Copa de Europa de Fútbol – una excelente excusa para ampararse en la chapuza y en el jamón para no sentirse responsable de nada – los detalles tienen el interés que tiene siempre lo autóctono por el contraste de la diferencia.
Nada como la pelota para hacer antropología con los entremeses: ¿nadie repara en que llamar histórico a algo que no es más que quedar el cuarto es, simplemente, ridículo? Repiten que nunca había pasado y por eso es histórico. Debe ser un síntoma: el nivel de exigencia con el que se miden las cosas es bajo. Así debe ser para todo, con el agravante de convertir la identidad colectiva y el destino común en proeza mínima o en tragedia irresoluble e inevitable si no se gana.
Tendría tintes de pesadilla si no es porque produce un aburrimiento mortal.

Almas de cántaro

miércoles, 12 mayo 2010
El periodismo o nunca fué o ya no es lo que era. Este tal M.V. Gómez (siempre me fascinan los nombres a golpe de iniciales, que te llamen por ejemplo Emeuve, a mi Geeme, aunque siempre suene mejor en inglés) encabeza su nota informativa con una frase que, siendo aparentemente un hecho, no deja de ser pura opinión:

Los recortes de déficit público son una música que siempre suena bien en los bancos centrales. Amantes de la contención presupuestaria, cualquier paso que den los Gobiernos en pos del equilibrio fiscal recibe automáticamente su aplauso.

Si el titular viene a decir que el Gobernador del Banco de España está contentito porque le reducen el déficit, a poco observador que se sea de los territorios que poblamos se concluirá que existe una mirada sospechosa en que alguien diga: «no gastes más de lo que tienes». La más o menos científica disciplina conocida como Economía tiene un ying y un yang que pocos en la calle suelen apreciar: está repleta de paradojas en contra de la lógica aparente, pero no deja de esconder una rotundidad aplastante en forma de sentido común: un ama de casa sabe perfectamente que el IPC es mentira.
Concluyamos: Emeuve Gómez tiene la trascendencia vacía y hueca, resonante como una vasija de barro. ¿A que en su casa le parece bien que, cada mes, salga menos de lo que entra? Lo que vendría a demostrar que cuando el dinero no es tuyo – o parece que no es tuyo – el juicio se nubla. O que al trabajador intelectual le da – nos da – por construir castillos en el aire. De puro cajón, la realidad apabulla.