Criticidades

Imaginarios

Era norma en el cine y la televisión de los sesenta, setenta y seguramente los ochenta presentar al hombre de pueblo como ignorante, sin luces, portador de una vida miserable de la que es fácil burlarse.El paleto era rudo, ingenuo y pasto de la risa de un urbanita que no hacía mucho había dejado la aldea.

Un día la publicidad empezó a presentar a los mismos aldeanos como gente sabia, hábil, capaces de engañar al ignorante de ciudad: vestida sin diferencia como los mismos aldeanos del cine anterior, ahora la campesina era una astuta señora que hacía pasar una conserva por su guiso casero. La gente de las cooperativas lecheras (¡pastores!) eran heroicos luchadores contra las multinacionales lácteas y la ingenuidad no era ya estupidez, sino bondad.

Los comerciantes y empresarios en las series de televisión españolas, son siempre parafascistas amigos de la estafa, la extorsión al emigrante, la chapuza irredenta, el tocomocho y la usura. Si es honrado, sólo es un pobre idealista que no gana dinero a costa de los demás. ¿Son los mismos ciclos?.