El amor, «Funciona de la misma manera en el cerebro como lo hace las drogas en las personas adictas». No contentos con ello, insisten: «es una construcción abstracta, lo que se basa en parte en la representación mental reiterada de momentos emotivos del pasado». Muertos dios, Marx, Freud y el capitalismo feroz, l’amour se nos fue al carajo definitivamente. Pero creo que ya se sabía.