«Reduce sólo los signos de la edad». ¿Sólo? Probablemente es todo lo que basta. La publicidad puede ser terriblemente filosófica mientras te aturde la razón. Supongamos que te mueres exactamente a la misma edad pero sin los signos de la edad. Todo el mundo firmaría y eso a pesar de que con toda seguridad amanecerían duros tratados pesimistas de lo que constituye desparecer en plenitud. Pero qué más quisiéramos.