«El proceso de convertir un ajo blanco en negro es tan interesante», dice, «como transformar una pata de cerdo en jamón ibérico o un boquerón en conserva de anchoa».
Parece que los japoneses no son tan quejicas como los jabugueros y guijueleros. Aquí nadie habla de propiedad intelectual: «El terreno de cultivo en Occidente de productos asiáticos no para de crecer. Es una forma de sortear las pegas de importación de los productos frescos y facilita a las cocinas (profesionales y caseras) la proximidad de ingredientes».