Thriller
¿Por qué el aceite rojizo del tomate frito siempre se adhiere como percebes a las paredes del tupper? Implica tener que abandonar el recipiente con una dosis de ese nunca bien poderado salvador de almas que se llama fairy – hada, claro – y dejarlo reposar horas. Pero si el plástico absorbe y retiene el aceitillo, si se incrusta, ¿qué no trascenderá al contenido? Da que pensar qué te estás comiendo.
Etiquetas: aceite, alimentación, jo qué miedo, plástico, tomate frito, tupperware
Este artículo fue publicado el martes, 30 diciembre 2008 a las 17:40 y archivado en Sin categoría. Puede seguir los comentarios de esta entrada a través del RSS 2.0.
Tanto los Comentarios como los Trackbacks han sido desactivados.