Reconstruyendo el ego
Cada tarde, mientras espero las lecciones del gurú, me siento en un cuarto repleto de cartas enmarcadas dirigidas al maestro. Las hay de todo tipo. De santones hindúes, fotos del Dalai-Lama, de centros afamados de las ciencias de yoguis y budistas, todas ellas con su nombre y apellido. Más la inicial del middle-name, que aquí no tiene una descripción tan precisa. También las mesas están llenas de carpetas con artículos y reportajes escritos por el gurú o que versan sobre el gurú, su conocimiento y su ciencia. Repite en todas sus presentaciones que lleva más de cuarenta viajes a Oriente (así, como una epopeya, o como cuarenta periplos), y que ha escrito más de cuarenta libros, y que tiene 30 años de vida su escuela.
Me he dado cuenta hoy. Que mientras vas a olvidarte de tu ego, te tropiezas con el de otro.