Apuntes para la formación del perfecto objetor fiscal (XXVII)

Hay afirmaciones que producen vergüenza ajena. Algún día el pronunciador de sus palabras sentirá el calor del sonrojo en sus mejillas:

««Muchas veces se trata de transmitir la idea equivocada de que el desarrollo de Internet y de la Sociedad de la Información está reñido con la protección de la propiedad intelectual», apuntó el responsable de la cartera de Industria, quien aclaró que «con el tiempo», si no protegemos la propiedad intelectual, «no habrá contenidos» y, que sin los mismos, se perderían de «forma sustancial» el valor y el atractivo de la Red»

Estas grandes afirmaciones de alto contenido moral en boca de un ministro suelen terminar en lo que realmente son, una nueva excusa para repartir dinero entre los de siempre:

Sebastián recordó que, con el fin de continuar impulsando el dinamismo del sector, el Gobierno ha puesto en marcha el Plan de Contenidos Digitales, que para 2011 va a contar con una dotación presupuestaria de 200 millones de euros.

No sé si han reparado en el detalle: si la propiedad intelectual es como dicen, ¿por qué necesitaría dinero mío y suyo para reforzarse?. Si la pagamos con nuestros impuestos, ¿por qué se convierte en propiedad de terceros?

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