Tomando pentotal

Dice quien me ha descubierto esta versión de El Hospital que es mejor que el original. Lo es. Pero seguramente el preferir una versión poética, melancólica, alejada del cachondeo de la original sea, precisamente, porque se ve con melancolía lo que eran grandes éxitos de juventud. El tono divertidillo de cerveza en la mano en una barra se torna arremolinamiento en un sillón y decirse «yo recuerdo esto». Puede que, también, porque los hospitales terminan siendo premonitorios.

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