Mesianismo comercial de Kim Dotcom
¿Es Kim Dotcom nuestro hijo de puta? Sí, hablo de ser como la leyenda – con visos de ser totalmente cierta – de cómo el Departamento de Estado obviaba la crueldad y obscenidad del sostenimiento de generales y terratenientes en célebres repúblicas bananeras. Nuestro hijo de puta porque ha enarbolado la bandera pirata, la de la innovación tecnológica, la del libertarianismo cibernético y el empoderamiento de la gente frente a gobiernos y monstruos de la propiedad intelectual. Pero, al hacerlo, no lo haría por una convicción moralmente sólida: lo haría como esos mismos generales y terratenientes que se presentaban como bastión del mundo libre torturando disidentes. Todo por una hábil capacidad de innovar con la tecnología para ganar estruendosas cantidades de dinero en los límites de la legalidad y la decencia. Aunque sea una legalidad más hueca y falsa que un dólar de madera.
Puede que únicamente hablemos de su forma de sobrevivir, lo que no es algo a desdeñar viendo el tamaño de sus enemigos y el daño provocado. De un abogado defensor de los perseguidos por almacenar enlaces, me llega de modo indirecto una presunta afirmación con visos de versolimilitud: es consciente de que sus clientes son unos sinvergüenzas. Pero la ley, el derecho o la simple justicia entendida en su fuero más ético no distingue entre la conducta y la moral de las personas y la comprobación de los delitos de los que se les acusa: inocentes hasta que no se demuestra lo contrario. Inocentes si se abusa de la ley. Mucho más si el delito atribuido forma parte del engranaje de una ley adulterada por una forma de corrupción política.
El resultado es que sale un genio del márketing con causa. Seguramente, mi causa.
Para la colección de citas célebres:
Angels live in the cloud. Me la quedo en plena orgía sobre la nube.
In the end everything will be Mega!. Lo que sugiere una forma de futuro: almacenamiento masivo en nubes con datos encriptados y copias distribuidas en varios servidores y tú, sólo tu conoces la clave. Los arhivos pueden ejecutarse o dejarse copiar desde ese almacén, y eso es válido para tus hojas de cálculo que es como seguramente son más útiles.
My mission: Encrypt the world. One-click-privacy and unlimited Mega-happiness for everyone. En algún lugar he leído que la seguridad norteamericana no querría una arquitectura de la red y un escenario legal que empujara a todo el mundo a la encriptación. Así que Kim estaría construyendo todo un sueño de ciencia ficción en una sociedad encriptada. Automáticamente eso se asocia a felicidad y a un servicio monetizable. Es como un vídeo juego que se anuncia diciendo #yomerebelo (contra el sistema, la crisis, el mundo…) y vas y les pagas por la cajita.
MEGA – Liberation by innovation. ¿Hacía falta más pruebas?
Después muestra una forma de poder que genera simpatía y seguramente un exceso de capacidades:
Friendly message to our enemies: We have more information than you think! And you are on a collision course with the sun
En fin. Uno no elige a sus compañeros de trinchera pero tanta capacidad de generar sentencias para la magia, saca tu lado más precavido para tener unas pinzas siempre a mano.
9 diciembre 2012 a 8:05
[…] y desprecio a las normas. Dotcom ha creado vídeos, fotografías y grandes frases que escupe desde twitter a diario. Emplea extraordinarios argumentos en defensa de la protección del acceso a los datos […]
9 diciembre 2012 a 16:42
Fue la NSA hace un par de años (quizá algo menos) que se lamentaba de cómo el progresivo endurecimiento de la ley de propiedad intelectual estaba animando a cada vez más gente a usar tráfico cifrado, lo cual es una jodienda cuando tu trabajo es hacer data mining de todo lo que se dice… así que recomendaban no seguir apretando en esa dirección, para no animar a que la gente dé ese salto hacia sistemas de cifrado en todo lo que hace en Internet.
10 diciembre 2012 a 21:21
Ese era mi recuerdo. ¿no tendremos enlace por ahí?
24 enero 2013 a 8:11
[…] Así que la contraofensiva Kimdotcom me está generando enormes dosis de desidia (quién lo diría) y la sensación de vivir en el día de la marmota: de nuevo un cargo público que reconoce que hay […]