Una conducta de consumidor

Una. En concreto. La mía. Le decía a Víctor de la Serna y a José Miguel Guardia que a lo mejor pagaría céntimos por leer los míticos Washington Post y New York Times (este último es frecuente que lo consulte a diario), pero que no lo haría por Orbyt y sus contenidos, en especial El Mundo. Víctor de la Serna me contesta que cada uno paga por aquello que le interesa y yo deseaba superar los ciento cuarenta caracteres para poner el contexto de un usuario que es el que es: un servidor.

Mi comentario era casi una ironía íntima que homenajeaba una charla de Mario Tascón y las subsiguientes preguntas y respuestas cuando se le pidió que comentara la cuestión del muro de pago que parece que van a imponer generalizadamente los diarios españoles. Mario mencionaba que, precisamente, se pone como ejemplo de la viabilidad y gran futuro del pago a estos diarios de referencia internacional pero que para él, caray, y dicho mucho más con el tono que con estas palabras que yo digo, una cosa son estos diarios y otra los diarios españoles. Por mucha calidad que se atribuyan: no es comparable, y lo comparto, en muchas dimensiones. Mercados tan distintos (muchas veces el mundo entero), tantos clientes institucionales globales, tanto lector cualificado….

Obviamente, eso no quita para que exista una cantidad de público que pague (otra cosa es saber cuánto) por noticias y comentarios en español. Las empresas informativas tienen todo el derecho, la legitimidad y hasta la obligación de probar todo aquello que consideren para tener clientes, pero uno cree que la lógica digital ha dictado sentencia: menos tamaño, mucho menos tamaño de estas empresas, menos ingresos (muchos menos) y mucha apertura (eso que llaman gratuidad). Por no hablar de especialización, valor, etc.

¿Por qué no pagaré yo por El Mundo? Ni por El País, dicho sea de paso. Como no lo haré por el ABC (en mi opinión el diario digital peor editado que existe en este momento). Por la modificación de mi hábito, necesidades e intereses que ha supuesto el mundo de los bits. Y no me refiero a la gratuidad. Las usualmente aburridas y cansinas polémicas de la política y finanzas españolas se siguen perfectamente bien (muchas veces, mejor) en diarios nativos digitales que en los de papel/digital de toda la vida. El universo de bloggers y comentaristas políticos con web es amplio y de gran calidad: mírese Politikon, Nada es Gratis, algunas veces Sintetia o el propio José Miguel Guardia, sin ir más lejos. Nos dirán que reciclan noticias de otros, pero es que reciclar, transformar y rehacer es lo que tienen los bits. Si la Ley Wert no está accesible en El Mundo, lo estará en el BOE y en la web de un partido o en cualquier otro sindicato o profesor indignado y alguien enlazará allí.

Si quiero entender la política internacional, ademas de las fuentes de esos grandes diarios que admiramos (también The Economist que tiene uno de esos muros con rendijas) mejor me voy a Jordi Pérez Colomé, o a las Guerras Posmodernas de Jesús Pérez y las referencias que emplean, muchísimas de ellas abiertas y de gran calidad. Si quiero saber de energía, tengo por ejemplo el blog  de David Ruyet, por entrar en un vertical especializado. En deportes, ya solo sigo la formula 1 (años aprendiendo de baloncesto con Víctor de la Serna, desde cuando había que seguir el mundial de Cali por la radio) y existen cosas como CarandDriver (sí, en papel original, pero qué buena web) o a bloggers especializados que se rastrean todas las fuentes internacionales y te cuentan las cosas más variopintas de por qué corren los coches tan poco. Así que si cierran el Marca, que tampoco es que sea entusiasmente, pues yo no me voy a perder nada. Recuerden que, encima, la carrera la dan ¡gratis! por la tele. No voy a entrar en el resto de mis intereses y contenidos profesionales, que desde luego no lo cubren los diarios de referencia, y que se salen de lo que serían contenidos generalistas, porque ya simplemente no hay comparativa posible.

Pero aparte de las alternativas, está el contenido y su valor percibido. La lectura pausada del lector cualificado que antes se disolvía con toda la masa sin alternativas a los periódicos de toda la vida, está ahora en cosas como JotDown (que, por cierto, tiene papel) o en el mismo Casciari. Que tienen un valor añadido: son proyectos que amas apoyar y por los que pagas porque quieres que existan. Sin más. Y nuestros atribulados, tan autosuficientes y presumidos grupos de comunicación, que dicen defender nuestra democracia, resultan proyectos francamente poco entusiasmentes desde el punto de vista editorial y desde el punto de vista, no diré ideológico, pero sí de valores, emociones e intereses poco atractivos y tan alejados de los de… este lector. A saber los de los demás. Por el contrario, si un Víctor de la Serna se monta proyecto editorial propio, apuesto a que me pasaría lo mismo que con Jordi Pérez Colomé, que me convertiría en evangelista del proyecto para ayudarle a hacer cosas.

(P.D.: uno es consciente de que no ha dicho nada verdaderamente original)

6 Respuestas a „Una conducta de consumidor“

  1. Jose Alcántara Dice:

    Y a mí me faltan manos para aplaudir. A este post no le sobra nada, y creo que tampoco le falta nada, que ya sabe usted que si añade muchas historias algunos dignos periodistas con título (LOL) y columna en medios de papel le acusarán de verborreico incontrolado, y tal.

  2. Gonzalo Martín Dice:

    Pero es que usted es amigo… :DDD

  3. Michel Godin Dice:

    Y me llevo tres fuentes digitales para el feed! Que belleza.

  4. Gonzalo Martín Dice:

    Sírvase!

  5. Enésimo capítulo de la transformación digital de los medios | Transformación Digital Dice:

    […] Lo más insoportable para la industria tradicional de medios ha sido comprobar que han sido desintermediados en una mezcla de lo que Julio Alonso siempre ha llamado la venganza del aficionado y una realidad de modos de producción que anula las barreras de entrada para producir y transformar opinión y comentarios sobre todas las materias, incluídos los temas sacrosantos de la prensa: la política y la economía. Se altera con ello la capacidad de fijar la agenda pública, principal activo de estos medios. La conducta del consumidor de información también es otra. […]

  6. “Somos humildes” | Criticidades Dice:

    […] “El negocio de informar no se muere pero sí se transforma”, titulaba Versvs la otra mañana. La transformación hacia cosas diferentes, pequeñas, muy verticales y con comunidades comprometidas parece una tendencia más allá de la pura fragmentación de medios. […]