La obsolescencia del lujo tal y como lo conocíamos o la (afortunada) banalización del confort
Me miran, cuando digo estas cosas, como una especie de fascista de nuevo cuño que sólo por cierta perplejidad ante el argumento no termina su conversación recibiendo un insulto. Uno suele decir que crisis en apartamentos de la burbuja con agua caliente, calefacción, una piscina comunitaria y una playstation para las tardes de sábado no es una crisis demasiado mala. Es entonces cuando te recuerdan que hay personas pasándolo muy mal. Sí, cierto y obvio pero, como todo, las posiciones relativas de cada cosa hacen difícil dar con una perspectiva mayor que no se centre en la anécdota nada anecdótica del sufrimiento: un taxista peruano me miraba sonriendo cuando, en esas charlas propias del oficio de conductor de alquiler, hablábamos del reducido tráfico de Madrid (en comparación con la memoria, claro) y su conexión con las vacas flacas. Me sonreía porque por comparación le pregunté si esto que vivía como crisis era una crisis en su país. Oh, no, la maternidad seguía siendo gratuita (vamos, pagada con impuestos) y accesible nada más cruzar la puerta.
Parece que alguien piensa lo mismo. Los economistas se preguntan por qué ante el incremento de desigualdad de rentas norteamericano no se están asaltando las calles. Seguramente valdría para nosotros. La respuesta es algo como esto:
This argument has the ring of a truism, which should elicit suspicion. Yes, any refrigerator is an infinite improvement on none. And, as Mr Wilkinson wrote, “a widescreen plasma television is a delight, but a cheap 19-inch TV is enough to allow a viewer to laugh at Shrek.” While we’re at it, it’s better to ingest salty, fat-laden fast food than to starve, and donning a burlap cloak is preferable to tromping around naked in the snow. But is the undeniably significant improvement in the quality of life for the poor and working class enough to explain why Occupy Wall Street fizzled and the fast-food workers’ strikes last year were isolated “angry gestures,” in Mr Miller’s words? Are America’s poor telling us that they’re only moderately mad and are fine with taking it some more?
Esto da para esos otros lamentos que tanto gustan sobre el conservadurismo de la sociedad y la desmovilización de eso que se da en llamar clase obrera. Pero yo sólo veo el avance de la productividad y la tecnología. O para elaborar una teoría en la que el lujo que fue (solomillo a discreción, salmón de desayuno) no es lujo nunca más y que el lujo puede quedar reducido a aspectos intangibles verdaderamente escasos: ¿quién puede disfrutar de vistas del mar desde la ventana de su casa sin contaminación visual? Y cosas así.