Gottfrid vuelve a prisión
Pirate Bay founder Gottfrid Svartholm was released from a Danish prison yesterday, only to be immediately re-arrested by police.
Joan Baez no cantará We Shall Overcome al lado de los fundadores de Pirate Bay, ni un Víctor Jara encontrará la querida presencia del Comandente Che Guevara, nadie encontrará motivos para escribir otro Free Nelson Mandela, ni habrá una estaca de Lluis Llach, ni un sí podemos para emocionarnos. Alguien encontrará obscena la comparación de causas. Seguro. Una de las que nombro la historia la ha dejado con muy poco romanticismo que reconocerle, pero démosle a los pobres héroes que terminan muertos su punto de mérito, aunque acarreen sus propios muertos.
Hay personas que, por distintos motivos, recuerdan que Menahem Beguin, terrorista en su juventud, recibió el premio Nobel de la Paz. Estos recordatorios pretenden advertirnos de que la violencia política podía terminar siendo heroica y aceptada por la carga de justicia pendiente de reconocer que habría conllevado. No me digan que no hay algo cínico en ello.
Los fundadores de Pirate Bay han sido perseguidos por la justicia, la policía, el orden establecido, los abogados de todas las majors que han sido y serán y ni un sólo héroe cultural ha dedicado una línea de emoción a tipos que han tenido que ocultarse, combatir en los tribunales, refugiarse en países lejanos en un camino que no desmerece cualquier otra batalla política de las que crean canciones e himnos. Porque la forma en que los servidores de Pirate Bay reparten archivos es política.
No es ilógico que cantantes y compositores no encuentren inspiración en geeks que alteran su medio de vida. Pero sirve para plantearse si una causa con una canción es, por la pura emoción que muestran, una causa para tener en cuenta. O que por mucho que estemos de su lado, no deja de ser una forma de propaganda que nos ayuda a dejar de pensar y a seguir al flautista de Hamelin.