Apuntes para la formación del perfecto objetor fiscal (XXIV)

Gastar saliva en la obviedad es casi ofender la inteligencia del lector: hay poco gasto de humedad que hacer al comprobar que la casta política se reserva el mejor tratamiento para su jubilación mientras que al pueblo soberano se le exige, por su dinero, cada día más requisitos para un futuro siempre incierto. Excusas tienen, siempre queda elegantísimo elevar la consideración de los padres de la patria y los méritos que concurren en su extenuante labor en pro de nuestro bienestar (y libertades, dicen) argumentando que algo de incentivo se merece dejar la vida profesional (como si no fuera una profesión la de representante político) para tener, suelen decirlo, a los mejores. No entraremos en el fracaso de la idea ahora, basta con cuestionarse su inequidad.

El cuadro se completa con la congregación de elevados salarios en el sector público de una forma completamente descompensada: el 46% de los empleados públicos supera los 2.500 euros mensuales, una cifra sólo alcanzada por el 13% aproximadamente de la población normal. Se argumenta que la gran presencia de médicos, jueces, se supone que abogados del estado, inspectores de hacienda, inspectores de trabajo, militares con graduación probablemente, no se sabe si directivos y empleados de empresas públicas,  condiciona el hecho. Pero nadie parece escribir lo evidente: el fuerte incentivo a ser funcionario que, sumado a la plaza en propiedad, hace absolutamente irracional querer ser otra cosa.

Ni siquiera se menta su contrapartida: la enormidad de personas con cualificación que se dedican a actividades que están ausentes del incentivo del mercado y, probablemente, con capacidad de elevar sus sueldos gracias a su capacidad de influencia: son los técnicos que fabrican informes, leyes y decretos que luego refrendan los políticos tantas veces salidos de las filas del funcionariado. No, no digo que no haya que tener médicos y maestros. Digo que algo no cuadra: en el lado de la generación de la recaudación debiera haber más premio.

3 Respuestas a „Apuntes para la formación del perfecto objetor fiscal (XXIV)“

  1. Apuntes para la formación del perfecto objetor fiscal (XV) | Criticidades Dice:

    […] se les haya bajado el sueldo por austeridad, ni siquiera importa que estén en conjunto mucho mejor pagados que el resto de los mortales. No importa que el dinero no sea suyo. Inlcuso no importa que el gobierno sea laico y haga doctrina […]

  2. Coincidencias preocupantes | EnPalabras Dice:

    […] cada vez más manipuladoras, ya ni intentan disimular. Y aunque cabrearse no sirve de nada y paralizarse con ello tampoco, no hay que olvidar a que todo apunta al mismo problema de fondo, la descomposición del […]

  3. Coincidencias preocupantes | EnPalabras Dice:

    […] cada vez más manipuladoras, ya ni intentan disimular. Y aunque cabrearse no sirve de nada y paralizarse con ello tampoco, no hay que olvidar a que todo apunta al mismo problema de fondo, la descomposición del […]