«Todos contra el canon» (o no)
Así titula el diario El País el relato de un bello acto de propaganda de las radios españolas damnificadas por el intento futbolero de cobrarles por emitir. No me dan ninguna pena: alegar el derecho a la información – como si alguien les impidiera informar: decir que se ha ganado 5-0 es informar, necesitar narrarlo en tiempo real haciendo referencia a cada regate no parece tan necesario – resulta paradójico cuando sí pagan (ellos mismos) en otros países y circunstancias; pertenecer a empresas que, por supuesto,jamás alegarían el bien público cuando se demandan entre sí por los formatos presuntamente plagiados o ven como legítimo el generar propiedad intelectual por sus informaciones, resulta grotesco como ello solo. Pero el colmo es que, además, aspiran a emplear los mismos mecanismos de lobby que emplearon para suprimir el derecho de cita, prueba última del mal de la mera existencia de la posibilidad de argumentar legalmente propiedad sobre las ideas:
Los operadores de radio van a solicitar una reunión con el secretario de Estado de Comunicación para plantear sus demandas. Consideran que es un asunto que solo puede ser abordado y solucionado desde el Gobierno o el Parlamento, cambiando la legislación vigente.
Una vez más, si no me gusta la ley, la cambio y te disparo, gobierno, con mis medios. Estos son los garantes de la opinión pública.