Los cadáveres terminan saliendo a la superficie
Como está escondido en la presentación de un premiado por un ensayo, ni saltará a las fauces de Menéame ni al fragor de la indignación. Precisión: es un medio, presumiblemente hoy ya no de masas, pero sí responsable de la creación de la agenda nacional. Todo esto resulta muy familiar:
¿Qué tienen en común la rebelión actual y aquellas cuya “épica” retrata Granés? “El 15-M es antiutópico”, respondió el ensayista colombiano. “Su referente es mayo del 68 pero los indignados en el fondo se rebelan contra la generación del 68. Daniel Cohn-Bendit abominaba del Estado y el 15-M lo que pide es más Estado. Se indignan porque se ha esfumado aquello que creíamos que nos iba a tocar por derecho. Por eso se saltan una generación y toman como referente a Stéphane Hessel, un resistente”. Para ilustrar la corrección de la consignas del movimiento surgido en España, Granés recurrió a una de las más famosas: “No somos antisistemas, el sistema es antinosotros’. Los indignados tienen todas las credenciales y las virtudes cívicas para ser burgueses ejemplares. Piden casa, trabajo, seguridad, estabilidad… todo lo que espantó siempre a los revolucionarios. El 68 se esforzaba por no ser burgués. Hoy lo difícil es serlo”.
Las negritas son descaradamente mías. Pero los rebeldes de los rebeldes fuimos juzgados bastante sin piedad.
16 diciembre 2011 a 16:04
[…] Los jóvenes están sobrecualificados. Es agradable de oir porque externaliza la responsabilidad. Yo estudié, ahora quiero me queso. Ése es el mensaje implícito. ¿Dónde está mi trabajo fijo? ¿Dónde mi vida gratis por la cara? […]