Hace un año…
…pensé que intentar correr un poco le vendría bien a mi descontrolado peso. Compré unas – malas – zapatillas y con mucha investigación por la red encontré la forma de empezar a trotar sin crear riesgos cardiacos en un hombre de 47 años. Doce meses después he perdido entre cinco y seis centímetros de cintura, una cantidad que no sé determinar de kilos pero son varios, he pasado de trotar miserablemente y con síntomas de patetismo a correr con elegancia durante hora y media sin que se me deshaga el cuerpo o caer desfallecido roto por agujetas y desfondamiento. He pasado frío, espantosos dolores de tibias, se me han inflamado las rodillas hasta que un día, por fin, sentí que corría normal: súbitamente fue como si un motor oxidado funcionara de modo respetable a pesar de su antigüedad. He visto como me pasaban corriendo a velocidades humillantes mientras yo sentía que no podía ir a más. Ahora, suelo ver que pasados los primeros tres kilómetros muchos no siguen mientras yo continúo. Puedo correr cinco kilómetros en menos de media hora, lo que no era en absoluto esperable. Y compruebo que mi frecuencia cardiaca ha bajado algo. Me han desaparecido los problemas metabólicos y no recuerdo mis tradicionales problemas con la gota. He corrido por Madrid, Vitoria, San Sebastián, Sevilla, Blanes, Calpe, Mondragón y Bogotá: ver las ciudades corriendo a horas tempranas te crea otra relación con ellas. En Sevilla, me perdí tratando de regresar.
Así que voy a por otro año.
3 agosto 2013 a 12:05
Enhorabuena!
Parece que engancha, como dice un amigo suyo. Yo, de momento, me quedo con la bici.
3 agosto 2013 a 13:03
Bueno, lo de Albert es un caso clásico de adicción.
Por cierto, observo que la URL ha quedado como «hace un ano». Creo que mejorará profusamente el SEO de este blog.
4 agosto 2013 a 19:54
[…] malo de correr no es que termines pareciéndote a Enrique Pastor, concejal de juventud y tiempo libre, es que […]