Relatos bárbaros
La grave crisis económica que vive el sector cinematográfico provocada por la disminución del público, el aumento de los precios de las entradas y las copias ilegales de películas ha puesto contra las cuerdas al mítico cine barcelonés.
Es decir, hay menos público, suben los precios, pero las copias ilegales tienen que aparecer en la ecuación de ruina. La pregunta es si es una buena excusa ante la propia incompetencia o ante la realidad. El artículo aclara que el cine (los Verdi: mito, leyenda, tradición…) no paga su alquiler y que no es el único caso en que el cine pueda dejar paso a un Mercadona. El Ayuntamiento dicen que media entre las partes. Es obvio que con la intención de conservar el cine que hace muy bonito de toda la vida en el barrio de Gràcia. También lo piensan los vecinos. La cuestión es si a los mismos vecinos les pareciera bien que no pudieran rentabilizar sus propias viviendas y propiedades a su antojo. Mi ojo sospechoso disfrutaría con personas que se opusieran a medidas restrictivas para alquilar su apartamento vía AirBnb y, al tiempo, vieran pésimo que el dueño del local al que no le pagan prefiera alquilárselo a un Mercadona.