Si nunca te toca nada desde que te tocaron unos patines con ruedas rojas en algún momento entre los ocho y los doce años, que digo yo que eran esos años, ahora me toca un librito electrónico. Ganado, presuntamente, en buena lid, pues te llaman
crónica a una opinión y te la anexan a un concurso al que no te invitaste a sabiendas. Te llaman de un blog de cinéfilos, te
preguntan cuatro cosas y te ponen bonito. Te
citan en El País, oh, la, lá. Levantaste el teléfono y había un trabajo ahí, esperando. Nada de todo esto es demasiado importante, pero la vida tiene meses buenos y meses malos donde las acciones se encadenan unas veces en círculo vicioso y en otras virtuoso. Si no hay vino, que sea
cerveza indiana.