Antídotos intelectuales contra la mierda de toro (XVII)
domingo, 30 enero 2011Seis preguntas sobre las pensiones (v.g. «¿A nadie le irrita que sea el Gobierno quien decida cuantos años debemos trabajar?») (visto en)
Seis preguntas sobre las pensiones (v.g. «¿A nadie le irrita que sea el Gobierno quien decida cuantos años debemos trabajar?») (visto en)
Mientras que el diario de referencia titula «las pensiones dan pie al gran pacto social», otros más acostumbrados a echar cuentas y no exentos de ligereza de cuando en cuando – como todos – titulan: «las pensiones se recortarán más de un 20% con el aval de los sindicatos». Yo sólo tengo que echar cuentas: con el sistema anterior hubiera generado mi derecho más derecho a los treinta y cinco años (ya modificado en ocasiones anteriores), es decir, me hubiera bastado cumplir sesenta y un años sin haber dejado de cotizar. Ahora tendré que tener sesenta y cuatro años y medio. Puesto que se amplía permanentemente la base de cálculo – cuanto más lejos, que no se tiene en cuenta la inflación, menos dinero – me la están bajando sin que yo pueda tener la opción de participar en la fiesta u optar por lo contrario. Esa es la promesa del estado solidario y obligatorio. Seguiré cantando canciones de los Beatles.
«La jubilación debería ser algo que se dejase a la decisión de cada individuo»
El Gobierno británico abolirá este año la ley por la cual las empresas pueden jubilar a un trabajador una vez cumplidos los 65 años.
Aunque Zapatero no cobra como diputado por Madrid, al ser incompatible con su sueldo de presidente del Gobierno tiene una póliza suscrita a su nombre con el BBVA que paga el Congreso
Las Cortes abonan anualmente el 10% del sueldo de los parlamentarios, que en el caso de Zapatero es 4.337 euros. En total, el Congreso y el Senado aportan cada año 2.687.478 euros de su presupuesto para financiar esta pensión privada.
En mi ensayo del 2004 ¿Hundirá el euro la bomba de las pensiones? (Will the Pension time bomb sink the euro?), concluí que Europa terminaría enfrentando una encrucijada vital: abandonar la moneda común o abandonar el paradigma bismarckiano. Pues resulta que el ADN del sistema de reparto permite la manipulación política de las pensiones, lo que exacerbado por la caída de las tasas de fertilidad y el incremento en las expectativas de vida, conduce al déficit fiscal, la deuda creciente, la insolvencia de los Estados y el posible fracaso del proyecto de la eurozona.
«La» manipulación política de las pensiones. No sólo en sus importes y beneficios electorales, sino en la realidad moral más evidente: la conversión de ciudadanos presuntamente libres en rehenes de limosna. Los amigos inteligentes que de vez en cuando me rodean se ponen científicos ante mis palabras y me saetean con sesudos análisis microeconómicos sobre resultados y riesgos de los sistemas. Empirismo y practicismo. No es desdeñable. Pero se me hace difícil olvidar el valor moral de la cuestión de fondo, la capacidad o la anulación de la capacidad para influir en tu destino con tus propios bienes, la recaudación forzosa del rendimiento de tu trabajo a cambio de inseguridad y discrecionalidad. Uno prefiere tener la misma inseguridad decidiendo por sí mismo.