Así, sin quitar una coma, porque «lo peor que le puede ocurrir a uno es tener al Estado en contra, aunque sea por error y durante un rato»
«Me estremece el espacio tan reducido que va a quedar a los demás para moverse cuando yo me vaya. No hay bestia mayor ni más feroz en este circo que el Estado, que hemos creado entre todos. Se puede uno reír tranquilamente de las multinacionales más poderosas o de países tan ufanos de sí mismos como Rusia o Estados Unidos. Son verdaderos pigmeos, comparado con el Estado de cada uno, que gestiona más de la mitad de todos los servicios y productos generados en nuestro recinto, además de tener los medios para vigilar y efectuar un seguimiento inmaculado de todo lo demás: suspiros, proyectos, productos y sueños.
Es aterrador constatar que la mayoría de la gente se pasa la vida intentando protegerse de amenazas que son risibles –los vecinos, el ruido, un desamor–, comparadas con el poder omnipresente del Estado. El único poder real, de cuerpo presente, es el Estado.¿Estamos dispuestos a aceptar lo innegable: que el Estado y el ciudadano no son iguales ante la ley, que lo peor que le puede ocurrir a uno es tener al Estado en contra, aunque sea por error y durante un rato? La culpa no es de un personaje atrabiliario o de un partido político anticuado. Es de todos, los de ahora y los que los precedieron modulando un Estado blindado y mil veces privilegiado con relación al ciudadano.
Fue una idea que parecía inofensiva. Nuestros ancestros nómadas no necesitaban para nada al Estado. Fueron los primeros asentamientos agrícolas a los que se les ocurrió la idea de dar a un funcionario poder suficiente para guardar y multiplicar el primer excedente generado, hace unos diez mil años.
Aquel poder incipiente de custodiar los primeros activos colectivos se fue transformando, poco a poco, en un poder avasallador. Hasta el punto de que hoy el Estado está blindado y el ciudadano, indefenso: le puede poner a uno en la cárcel antes de saber cuál es la acusación, bloquear su cuenta corriente o incautarse de un coche que considera mal aparcado.
Los españoles pertenecemos a la categoría de colectivos a los que tradicional e históricamente preocupó mucho más la diferencia de clases y la injusticia social que las libertades individuales. Se perdona mal a los ricos y empresarios la ostentación y el agravio, mientras que los funcionarios públicos pueden difundir secretos, realizar escuchas, propagar infamias y otras mil maneras pergeñadas para el abuso del poder.
A medida que se fue perfeccionando la gestión de proyectos individuales y empresariales en el sector privado, se descubrió que elevar los niveles de eficacia por encima de un índice ya de por sí elevado generaba costes insoportables. Si quieres que el porcentaje de avería de una aspiradora disminuya del 2 al 1 por ciento, el coste puede ser demasiado alto para que valga la pena aumentar en tan poco la calidad. Este principio no ha sido aceptado todavía en el sector público, particularmente en los sistemas judiciales y fiscales, donde se continúa persiguiendo la injusticia hasta unos niveles de pretendida eficacia que provocan costes intolerables. En Hacienda, rebajar la cifra de 1 por mil a 0,75 por mil de los que evitan pagar impuestos por dar una conferencia puede suponer un coste tan elevado, que es más rentable aceptar que unos pocos no van a pagar por ese concepto.
Antes de 20 años, incluso en países como el nuestro, se abordarán las reformas para disminuir tanto los atropellos de las libertades individuales por parte del Estado como los cuantiosos dispendios económicos que genera perseguir ciertos niveles de eficacia. Yo ya no estaré cuando esto ocurra y no le digan a nadie, por favor, que lo había anticipado cuando todavía estaba mal visto y casi nadie se quejaba. Como dice el psicólogo Howard Gardner: cuando una idea es fácilmente aceptada es que no es creativa; por este criterio, la mía lo es.»
27 junio 2010 a 22:15
Inmenso, Punset.
29 junio 2010 a 8:54
Pero hay casos en los que"Hacienda a veces llama dos veces"http://www.escolar.net/MT/archives/2010/06/hacienda-a-veces-llama-dos-veces.html"No es siquiera una investigación española la que ha destapado este masivo fraude, el chivatazo llega de Francia. ¿Y qué ha hecho Hacienda? ¿Irse inmediatamente al juzgado? Pues no. Ha mandado una carta a los ladrones para que “regularicen su situación”. Para algunos delincuentes, siempre hay una segunda oportunidad."
29 junio 2010 a 13:44
la cuestión es donde empieza la rebelión legítima al abuso impositivo y donde empieza la delincuencia… no lo tengo nada claro.
1 julio 2010 a 16:44
Todo depende del que salga victorioso. Por otra parte, tener claridad acerca de los que es un delito ya es tenerlo casi todo claro.
4 julio 2010 a 23:20
Muy bien reubicado entre los musts.Siendo tan denso y opresivo, el abuso impositivo será (es) lo de menos, en este porvenir ya presente.
7 diciembre 2010 a 10:43
[…] controladora, en la orgía en la que aprendimos que el pulso al estado no se le gana (amenaza que tememos hace mucho), la única forma en que se pudo saber lo que de verdad pensaban los controladores […]
20 febrero 2011 a 16:37
[…] contiene la misma energía de pánico, impotencia, injusticia y desesperación que cuando Punset insistía en que “lo peor que nos puede pasar es tener al estado en contra, aunque sea por error y […]
20 agosto 2011 a 17:18
[…] personas a esta fiesta del Estado omnipotente y omnipresente que, a la hora de la verdad, es un lujo que nos sale muy caro y no nos sirve. {lang: 'es'} Compartir en las […]
20 agosto 2011 a 17:48
[…] Porque lo cierto es que no necesitamos dinamizar sino dinamitar y dejar de conformarnos con la amabilidad sistematizada que mantiene nuestro mundo en órbita cada vez que lo informatizado antepone nuestro nombre al saludo. Dejar este sistema "falcogedor" (falso + acogedor), en vez de repetir "hay que" mirando hacia un papá estado que tan poco nos soluciona. […]