Artículos Etiquetados en: „juan cruz“

Periodistas manipuladores de alimentos

jueves, 3 marzo 2011

Dice Juan Cruz de Iñaki Gabilondo: «En ese libro habla de la manipulación a la que sometemos los de este oficio a los alimentos de los que se nutre el periodismo». Y poco más allá, Cruz le entrecomilla esta frase: «Ahora Internet es «la excusa perfecta para los manipuladores. E Internet es tan solo un instrumento que necesita buenos cocineros que le den la cocción adecuada». Excusa perfecta o no, se admita como instrumento y no como encarnación del mal, lo cierto es que es un reparo. Algo reside en las mentes de quien se ve desbordado por la realidad que no lo pueden evitar: no, es una herramienta maravillosa, pero hace mucho mal. Todo esto es porque no miran el mundo en el que viven ni los males anteriores: precisamente el poder de personas como Gabilondo – respetable, respetado, decente – que siguen creyendo que tienen la potestad de decidir lo que es bueno para comer y lo que no es bueno para comer.

Agonías de una guasa (o una guasa de agonía)

jueves, 30 diciembre 2010

Lo he visto y he sabido que tenía que escribirlo. Pero no encontraba forma de empezarlo: se ha desencadenado solo porque era (es) el sentimiento que se reiteraba en mi mente a la vuelta de cada especulación. Me parto de la risa. Ese es el principio. Por ese poder de recrear pasados inexistentes y metáforas cuasiépicas no ya de cierto periodismo, sino del narcisismo que espera que todo el mundo viva lo mismo que tú. (más…)

"Lo escribí con pasión"

viernes, 31 julio 2009
Sentado Juan Cruz en la televisión habla del amor y de escribir, de escribir en un mundo visto hoy aislado de teléfonos lejanos y trenes de viaje eterno. «Lo escribí con pasión» y tienes la certeza de que, al final, eso es todo, el momento de hacerlo, el momento de la pasión. Gritaban bajo la ventana, me asomé a la terraza y la mujer despechada se arranca la camisa en vez de desabrocharla mostrando su pecho y gritando que se mata. La escena es siciliana, o de Puerto Urraco. O, simplemente, negra a punto de ser cómica, o cómica a punto de ser negra, pero es una incertidumbre que dura, eso, el instante de asombro y termina siendo lo que es, una escena.
La amante que despecha recoge amorosamente, discreta y silenciosa todas las piezas que del bolso trágico han ido cayendo en el espasmo del arranque. Empecé a escribirlo todo, con pasión, cada frase, cada combate, entre la actriz en su máxima expresión y la espectadora manipulada, que ha concentrado toda su energía en huir de su perra hortelana, que una y otra vez la abandonó y volvió; que cada día discutió e hizo discutir, condicionó el cariño a su capricho. Y mientras su cerebro le dice márchate las lágrimas del amor perdido la retienen, el arte de la intérprete mantiene la atención y se acerca segundo a segundo a tomar los brazos de la fugada. Secuestra su maleta, se ofrece como refugio, crea una trampa.
Entrecomillo cada cosa que dicen, pero nunca hay un relato. La resistencia no acababa, la insistencia no terminaba y el lapicero me llenaba el cuaderno de cosas sin hilo ni ligazón. Era el momento y la pasión de hacerlo aunque terminara desvanecido. Escribir, en eso quedó todo. Basta, aunque no sea suficiente.