Una patente que muere por la boca

Tras la finalización de la patente de Viagra en Europa (antes había terminado en Brasil y en Canadá), un señor del marketing de Pfizer saca pecho: «Viagra seguiría siendo más vendido que los genéricos que pueden aparecer como alternativa, ya que su nombre de marca es muy potente». Qué curioso: sin patente alguna podrá liderar el mercado gracias al prestigio generado y la ventaja de llegar primero, lo que debiera hacer pensar que en un mundo sin patentes existiría un poderoso incentivo para innovar: ser más rápido que los demás. Además, hablamos del sector farmacia, ese argumento constante en favor de las patentes. Pobres: en los enlaces referidos aprendemos que en Argentina no pudo disponer de la patente y el mundo no se ha hundido con importaciones paralelas. Es maravilloso como la prensa española aborda el tema con cierto tono de alivio y destaca el descenso – astronómico – de los precios sin preguntarse si la ventaja concedida es algo que merezca la pena preservar.

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