Jode tener razón (canciones de nuestros padres, enésima)

La vida, la de 90.000 saharauis, puede esperar.

El articulista se explaya en la reflexión más rotunda, completa, repleta de espejos y ángulos para demostrar el absurdo de vivir en un montón de arena por uno, otro más, de los relatos en los que nuestros padres mintieron.

Cantábamos acá, y era así: «¿Puede el hijo del desierto que veranea en piscinas ibéricas redefinir su futuro para narrarlo olvidando las historias de los padres pensando que, por ejemplo, prefiere un futuro hacker a cocinar en la arena? Jugar en una playstation desata vocaciones: ¿tengo esperanza de llegar alguna vez a la tierra prometida y, una vez allí, para hacer qué? Eso es generalmente, espacio para disidentes y no suele ser la ruta de los pueblos«.

El romanticismo debiera ser otro: «Si no tuviste nunca la tierra que dicen que te adeudan, si enfrente tienes otro como tú, con cara y ojos, el tiempo está de tu parte. Es cosa de encontrar la canción.»

Putas causas. Y resulta que también mataron a un nosotros.

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