@PRNOTICIAS: Un #FF muy merecido a todos afectados por despidos y recortes en @RTVV @EFEnoticias @PRISA y CRE-A #AnimoCompañeros
FF significa follow friday. Como el uso de memes y otros pequeños trucos de la era del blog, una forma de que se crean que no haces spam cuando buscas que te sigan a ti. Pero alterado ya el sentido original, choca comprobar la lógica interna del texto: ¿qué mérito reúne el ser despedido? ¿por qué se merecen que les sigan por haber sido despedidos? Por seguirles, ¿qué beneficio universal adquieren?. ¿Sólo lo merecen los pobrecitos periodistas o debiéramos seguir a todos los despedidos del mundo?
El destino de los mitos es ser desmontados. Al final del día, el mito no es más que un relato que se cree verdadero y que en su versión más amable sirve para soportar la insoportable levedad del ser, con permiso de Kundera. Tiene la virtud de que, al basarse en la pura creencia, puede ser reescrito a conveniencia abriendo interesantes posibilidades para el bien y el mal. La cuestión de fondo es que mitos son, y como cualquier búsqueda de la verdad – eso que llamamos con todo respeto ciencia – falsables por definición. En general, y con todas las limitaciones sobre las posibilidades reales de tropezar con la verdad absoluta, la mirada permanente y consistente a los datos y a los registros de datos, da una buena fuente para por lo menos falsar lo que termina no siendo consistente con la acumulación de datos. Y el mito se va al guano.
A todo el mundo le hace gracia que el tren llegue a su pueblo (cosas que decía, memoria mediante, algún que otro ministro en algún otro estado de emergencia nacional de hace lustros):
..hay 52 trenes de media distancia que registran una ocupación media inferior al 15% de su capacidad, «alguno de los cuales no llevan más de cinco pasajeros al día». «Además, hay 176 estaciones o apeaderos ferroviarios en los que no llega ni un sólo viajero diario», detalló la ministra.
La única esperanza que tienen las redes sociales desde un punto de vista de negocio es que aparezca una fórmula mágica que haga que la violación de la privacidad y la dignidad se convierta en algo aceptable.
Titular: “El Rey y las principales escopetas de España, a la expectativa: abatido un macho montés que amenaza el récord nacional”. No duermo. Pero no contestos con eso, los detalles adquieren tintes de sospecha del peloteo más cretino o más interesado, que suele ser mejor sospecha: “Los entendidos suelen explicar que el rececho del ‘spanish ibex’, más conocido como macho montés, es uno de los trofeos más codiciados por las principales escopetas de este país. El Rey don Juan Carlos, un experto cazador de esta especialidad, fue medalla de oro durante los últimos seis años. El pasado mes de diciembre, perdió este título”. En los libros de historia nos aclaran que es pariente de Fernando VII.
“…criticando enardecidamente la subida del IVA y la del IRPF. Vaya, de repente descubren que son de izquierdas para las maduras, pero no para las duras. Más Estado es más Estado: y éste se sostiene con impuestos.
¿Por qué se quejan? Quizá porque mola mucho que los demás («los ricos», «los empresarios», etc.) paguen más impuestos, para que podamos tener nuestra opo y nuestra vida gratis. Pero nada es gratis, queridos, nada es gratis.”
Traducir wild es un acto engorroso. Porque vale tanto para salvaje como para silvestre. Para alocado y desenfrenado como para agreste o para circular a campo abierto. Cuando se dice wild west, ¿qué se quiere decir? Yo sé lo que quieren decir aquí: el viejo y salvaje oeste es un lugar sin ley en el que el revólver impone su ley sobre la ley.
Pero en esencia se trata, como siempre, de estratagemas políticas. Eso es lo que explica que se haya dudado a la hora de privatizar la Lotería (en vez de privatizar y liberalizar todo el juego, en lo que reveladoramente nadie piensa), para no obtener un precio jugoso, en cuyo caso los políticos deberán seguir subiendo los impuestos; nos juran que no desean hacerlo, pero no puede ser casual que todos terminen haciéndolo: está claro que ello deriva de que calculan que la reducción del gasto necesaria para enjugar el déficit sin subir los impuestos les representaría un coste político superior al que soportan elevando la presión fiscal. Y es lo que explica que, entre cánticos a la privatización e incluso (pásmese usted) al liberalismo, jamás ningún político de ningún partido haya planteado abiertamente la privatización (o cierre, en su caso) de todos los medios de comunicación públicos.
Dice quien me ha descubierto esta versión de El Hospital que es mejor que el original. Lo es. Pero seguramente el preferir una versión poética, melancólica, alejada del cachondeo de la original sea, precisamente, porque se ve con melancolía lo que eran grandes éxitos de juventud. El tono divertidillo de cerveza en la mano en una barra se torna arremolinamiento en un sillón y decirse «yo recuerdo esto». Puede que, también, porque los hospitales terminan siendo premonitorios.
El dicho El dinero mejor ganado es el no gastado es válido. Los BOE siguen dando dinero para «la elaboración e implantación de planes de igualdad a la pequeña y mediana empresa y otras entidades» (18 junio 2012). O «para ayudas a entidades sin ánimo de lucro para la mejora de las instalaciones y el equipamiento de sus archivos (21 junio 2012). O para «ayudas para la promoción de centros de apoyo a emprendedores. (14 junio 2012)» ¿No sería mejor facilitar la vida a los emprendedores?
Joaquín Trigo. En una larga retahila de preguntas a guruses sobre las medidas a tomar en esta economía desolada. Todo suena muy recurrente y con muy pocas opciones reales, pero el que se ha puesto literario es capaz de exponer el mal de verdad: la discrecionalidad en gastos para mayor gloria de quien reparte.
Mientras avanzo en la lectura de CT o la Cultura de la Transición se me produce un desencanto progresivo: el punto de partida que arroja en el comienzo Guillem Martínez a sus contribuyentes – «Lo no CT es la posibilidad de robarle al estado el monopolio cultural» – deriva en la sucesión de entradas en una frustración por la forma del fin del franquismo que sería destruida por el advenimiento de algo como el 15-M… casi como para hacer lo que la transición no hizo con el franquismo. Alguno llega a pensar que eso de la recuperación de la memoria histórica o el No a la Guerra no es pura CT (esto es, cultura de la transición) cuando en realidad es su glorificación máxima: la búsqueda de la superioridad moral e intelectual de una capa social perdedora que seguiría perdiendo y que tiene que ganar de una vez por todas.
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