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Liberando los derechos de conferencias

viernes, 9 septiembre 2011

A la vista de que cada día es más frecuente que las intervenciones en jornadas, seminarios y conferencias se graban y/o transmitan en vídeo, es también cada vez más frecuente que los organizadores soliciten a los ponentes la firma de un documento de cesión de derechos de imagen y de la grabación efectuada para su uso posterior. En general, lo veo como un mecanismo de protección que, con juicio, han debido señalar los abogados de todo tipo de entidades para evitar que alguien se haga el gracioso. También los asistentes como público a un programa de televisión firman estas cesiones para que los productores puedan evitarse problemitas en caso de que saquen tu careto: qué curioso, antes todo el mundo quería salir y daría la vida, ahora podrían querer empurarte para sacar ventaja. (más…)

Secuestrando conocimiento

lunes, 18 abril 2011

De cómo tomar una molécula libre, patentarla y multiplicar el precio hasta el infinito con la responsable cooperación del estado:

«Lo que ha provocado el enfado de pacientes y médicos es que antes de que K-V comercializara el medicamento, este ya se fabricaba en boticas. Nunca hubo dificultades para obtenerlo. Lo escandaloso es que, gracias a un estudio financiado por el Gobierno, una farmacéutica privada trate de cobrar un precio exorbitante».

«Tras la publicación del estudio, y como el medicamento no se fabricaba desde los noventa, muchas boticas comenzaron a comercializar dosis de 17P. Suelen preparar los medicamentos con las composiciones detalladas por el médico, sin controles del Gobierno. El precio de una inyección de 17P no superaba normalmente los 20 dólares (13 euros). Hasta que K-V decidió fabricarlo. En febrero, compró la licencia para vender 17P a la farmacéutica Hologic, por 200 millones de dólares (138 millones de euros). Luego sometió al medicamento a diversas pruebas, con unos costes de investigación de 50 millones de dólares. Solicitó permiso para comercializarlo con el nombre Makena, por la vía permitida por la Ley de Medicamentos Huérfanos.

Esa ley ofrece un incentivo a las farmacéuticas para que fabriquen medicamentos para tratar enfermedades poco comunes. Muchas veces, los laboratorios no invierten en su investigación porque no se venderán en grandes cantidades. Por eso, el Gobierno ofrece esas licencias, válidas por siete años, durante los cuales se le otorga a esa empresa el monopolio de una sustancia.»

 

Resistencia pasiva

miércoles, 12 enero 2011

Recuérdenme que si llega un día en que un ministro, secretario de estado, director general, presidente de ente autónomo, academia o instituto dependiente del gobierno directa o indirectamente – se llama dinero – me invita a cenar para intercambiar opioniones sobre la red y el fin de la cultura entre otros riesgos, lleve conmigo el importe aproximado por exceso de la cena en metálico. Que al acabar lo deje encima de la mesa para que el cajero del ministro, secretario o el que sea pague mi cubierto: no es función de ministros y cargos políticos invitarme a comer para conocer opiniones con el dinero de mis conciudadanos, sí es su obligación comprender las posiciones de todos los grupos sociales. No es función usar mi (nuestro) dinero en agasajar intelectuales que también viven del dinero que mueven los políticos y que, curiosamente, también salen de mi (nuestro) bolsillo. Pero sobre todo tendrá mi opinión libre de cualquier subvención, prebenda, bula o canongía, sin más intereses que los que ya tengo. Y estará seguro de que no he ido sólo a cenar y a garantizar que, las filas, permanecen prietas.

(Qué tiene además la Sra. Sinde, que siempre la lía: que llama internautas y le tuitean el desplante, que llama intelectuales y le publican la cena. Qué tiene que no tenga su amigo Alex, cineasta, que se sienta a hablar y, por lo menos, le agradecen el gesto)