28/02/20 Nada, no tengo nada. Se supone que tras quince días de encierro sin síntomas conocidos, nada tenía antes de que todo empezase. Ahora a creer en el confinamiento y la desinfección obsesiva.
‘It won’t last, it’s too stupid.’
Camus, La Peste
Llegó una llamada. Supongo que cuando muere un militar en servicio las llamadas llegan con la misma rara incredulidad del nada le puede pasar contemporáneo con la consciencia de que alguien, todos, está en riesgo. Pasados los setenta, más peso del debido, dificultad para respirar. Aparecieron los síntomas, hospitalización urgente, muerte. Ya. Ayer estaba, hoy no está. Cuarentena de todos los demás, una simple pedanía de no más de cincuenta habitantes en las estribaciones de Aranda de Duero. La mente me deriva hacia esas frases entristecidas de Bruce Springsteen en The River, no flowers, no wedding dress…, actos de unión que no suceden y deberían suceder. La vida alterándose en un único giro, no hay funeral, no hay flores, no hay abrazos, ni manos, no hay ojos rojos ni gafas oscuras para ocultar el dolor.
Mi abuela decía: hay pesca. No decía «comemos pescado», sino pesca. Entre los misterios más intrincados por resolver se encuentra el por qué un lugar como Ciudad Rodrigo, lejos de todo mar, tiene siempre unas merluzas y pescadillas frescas como el rocío. Así que le llevábamos la pesca, la enharinaba y la freía; ponía una ensalada con lechuga de las huertas de por allí, aceite, limón, sal y todo listo. Las servía en esos platos de Duralex dorados tan feos pero que estaban en todas las casas tiempo ha. Me fui a por merluza, la pedí en rodajas, la enhariné, la freí, puse la ensalada y la comí. Sabía a abuela, sabía a casa, me supo a niño.
Las ventanas abiertas al sol. Voy a por Darío Jaramillo Agudelo y me siento con él. Los vecinos acompañan con el autocue de alguna cosa que parece Karol G. Pienso en Medellín. Quiero que todo esto acabe ya.
Salidas: pescado, pescado, pescado.
Decíamos ayer...
- Se marcharán las risas y las mentiras piadosas
- Llega la aurora
- Cerca de las tinieblas. Otra semana más para el big bang.
- Al olor de las sardinas, el gato ha resucitado. No sé cuánto queda.
- Valor y negación del Nirvana. Sin fase uno.
- Preguntas para el ahora. Esperando la fase uno.
- Del azar y la imperfección. Libertad condicional.
- Ayn Rand tras la peste. La liberación llega en cuentagotas.
- Sobre el triunfo de la vida. En trece días, esperamos salir.
- Esperar, esperar y esperar. Catorce días para el día D.
- Tabulé de ida y vuelta. Quedan quince días.
- Así en la tierra como en el cielo. Quedan dieciséis días.
- Santos en caballos blancos matando dragones-Quedan diecisiete dias para la liberación
- Perder papeles y no encontrarlos. Diecinueve días para la liberación.
- Quedan veinte días para la liberación
- El día uno de la cuenta atrás
- Las alternativas al miedo. Treinta y seis.
- Cautivos de la ignorancia y la incertidumbre. Día treinta y cinco.
- Estampas bajo la lluvia en el día treinta y cuatro de la peste
- Vigilia para el después. Treinta y tres días.
- Del ser, la nada y los bits. Jornada treinta y dos.
- Sobrevivir, tal vez resistir. Día Treinta y uno.
- Veintinueve y Treinta días de excepción
- Esperar pizzas con música de fondo. Veintiocho, veintiocho...
- La delgada línea entre la brujería y la hazaña. En el día veintisiete.
- Pumas en Medellín y Jabalíes en Barcelona. Día veintiséis.
- La crueldad, en primavera. Día veinticuatro.
- Es una retrochimba. Día veintitrés.
- Monotonía. Veintidós jornadas.
- Erguidos frente a todo. Veinte días.
- Jugando al perro y el gato. Día diecinueve.
- Monos que arden en hogueras. A por la segunda quincena de arresto.
- El combate de la ciencia contra la magia y otras anécdotas a las dos semanas de cuarentena
- Entonces vi siete vacas muy flacas y huesudas. Trece días ya.
- La muerte aún puede ser convencional: doce días de arresto domiciliario.
- Esperando al mesías: once jornadas ya
- Ateos, apóstatas y cruzados durante la peste, día diez
- "En virtud de su rol en la historia", de Camus a servidor en el día 9
- Comprar el pescado con los guantes puestos. Día 8.
- Mendigos y rumbas en la peste. Día siete.
- Vive y deja morir. La peste, jornada sexta
- Haga como los chinos de Wuhan. Diario de la peste, quinto día.
- Reglas de oro durante la peste
- Por qué Italia está tan jodida, en mis números. Diario de la peste, día tres.
- Preparando el teletrabajo (Diario de la peste, 2)
- Diario de la Peste, día 1: El "hand journey"
Este artículo fue publicado el sábado, 28 marzo 2020 a las 15:36 y archivado en Diario de la Peste. Puede seguir los comentarios de esta entrada a través del RSS 2.0.
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