Sobre el triunfo de la vida. En trece días, esperamos salir.

27/04/20. El sobrino sigue bien. Hice torreznos.

Nothing in the world should turn you away from what you love.

Camus, La Peste.

«En la guerra, yo hacía las gorras, ahora en la paz, hago morrales». Y mascarillas. En Antioquia, donde el textil es como el jamón en España: en cada casa, hay una máquina de coser. Sandra habla con un excombatiente de las FARC. Gerencia una parte de la industria construida por los exguerrilleros, que hacen hasta cerveza que ahora llamamos artesana. Si digo industria, el imaginario lleva a pensar en corporaciones poderosas y en instalaciones de dimensiones de dinosaurio. Industria es fabricar. Hacer cosas; no cazarlas, cultivarlas y alimentarlas. Más bien se ha construido de la nada. A Sandra le sobran unas máquinas y las dona. Toda Colombia estaba aterrorizada ante el regreso de miles de guerrilleros a la vida… a la vida, sin apellidos. Es que uno piensa que la vida combatiente no es vida. El miedo se corresponde a un cuestión obvia: si lo único que has sabido hacer es ganarte la vida con el fusil, el retorno a la vida civil conlleva una seria posibilidad de no tener sustento y obtenerlo usando las armas. Sucede en un país donde pagarle a un sicario para terminar con la vida de alguien puede valer tan poco como setenta y cinco euros, lo que vienen siendo doscientos cincuenta mil pesos. El salario mínimo no llega a trescientos. Euros. Conocer este detalle es gentileza de un asesino involuntariamente confeso en la tristísima pero fascinante historia de Leonela, el nombre falso de la novia de un muerto por bala en Bosa, una parte de Bogotá. La falsa Leonela encontró al asesino, reunió las pruebas y se lo entregó al fiscal listo para la condena. Que obtuvo. La falsa Leonela convenció por Facebook a Bimbo, el asesino, de un falso amor. Si Bimbo le quitó la vida que pudo tener, el amor que pudo vivir, Leonela le arrebató el suyo al descubrir el asesino que nunca tuvo ni podrá tener lo que tanto quería, pueso sólo amó un avatar. La realidad siempre, absolutamente siempre, supera a la ficción.

Y he aquí, cómo en otra historia más, la realidad supera a la ficción «La de como la solidaridad sostiene la esperanza. La familia de Víctor tiene una lista interminable de planes que se pospondrán hasta que no haya rastro de la pandemia. Sueñan con ir a la playa, con meterse en el mar, con hacer un viaje todos juntos sin teléfono ni listas de trasplante. Amparo quiere volver a estudiar, quiere sacarse el título de enfermera -la experiencia ya la tiene-. Quieren acampar bajo las estrellas». La vida, entre el bien y el mal, la alegría y la tristeza, la amarga injusticia y las victorias, aunque sean pequeñas, sigue abriéndose paso a pesar de todo. A Víctor, de sólo tres años, le han podido hacer tres trasplantes vitales en un hospital desbordado de pacientes de coronavirus. In Science We Trust.

La naturaleza, por definición, es salvaje. O, dicho de otra forma, sin ciencia y tecnología, la naturaleza es cruel. Como la peste demuestra. «Desde la ciudad, la idea del campo es la del animal correteando. La realidad es que el zorro mata a las crías de la perdiz para comérselas y un león se come a una gacela. La realidad no es la película de Disney». Es un torero que se defiende del animalismo imperante: yo también pienso que la gente no ama a los animales, sino a los animales domésticos. Reivindica el valor de la tauromaquia como generador de cultura y arte, algo que es cierto, pero que realmente no creo que tenga importancia a la hora de decidir si matar toros es un espectáculo. Yo nunca he logrado encontrarle atractivo estético ni comprensión. O el valor que puede suponer eso que llaman nobleza o bravura del toro de lidia. Pero la lectura contiene una larga serie de argumentos para cuestionarnos nuestra relación con la naturaleza y los animales. El entrevistador pregunta: «Corren tiempos de adoptar perros y abandonar padres en las residencias de ancianos. ¿Lo hemos pagado caro con esta pandemia?». No tengo respuesta. Sí creo que la naturaleza viable es un jardín bien cuidado. Y un jardín es la naturaleza sometida.

 

Salidas: al balcón.

 

1 Respuesta a „Sobre el triunfo de la vida. En trece días, esperamos salir.“

  1. Criticidades» Archivo del BlogAyn Rand tras la peste. La liberación llega en cuentagotas. - Criticidades Dice:

    […] « Sobre el triunfo de la vida. En trece días, esperamos salir. […]